viernes, 19 de enero de 2018

REESTRUCTURACIÓN

Queridos lectores  estoy en re estructuración del blog.  Me pondré de llenó a lo de un proyecto que tengo en mente.   así que quitaré varias cosas para que uds. no se distraigan.  Más adelante cuando avance en esos otros proyectos volveré a publicarlos con algunas sorpresas.    Espero les guste.  Lo único que quedará de lo último publicado será nostalgía,  ya que es algo que me pidieron escribiera,  y lo hice con mucho cariño.


GUILLERMINA PAZ

jueves, 18 de enero de 2018

LIBRO



Queridos amigos.   Les cuento que aun estoy esperando lo que pasa  con Pentian.   Para los que no saben que estoy dentro de los elegidos para publicar con ellos bajo su sistema de crowdfunding.    Que significa esto que te publican si hay mecenas dispuestos a correr el riesgo por ti, obteniendo royalties de las ventas.  
    Asi que ahora estoy aqui cruzando los dedos por que  alguien se interece en mi obra y quiera arriesgarse conmigo.

Crucen los dedos por mi.

Les iré contando como va todo.





lunes, 15 de enero de 2018

NOSTALGIA

 Iba tarde a clases,   como era posible,  si tan sólo vivía a un par de cuadras del colegio. Bueno tal vez un poco más de un par de cuadras.  Debía tomar la micro 5 que pasaba justo a una cuadra de su casa para llegar.  

Había alcanzado a ducharse, pero no había podido secarse el pelo, ni a desayunar,  por lo que nuevamente debería hacerle la pata al mister Aparicio para que le prestara plata. Gracias a Dios podía contar con Marcela para esto,  ella era un as para engatusar al pobre hombre,  habían logrado ir maquilladas todo el año, usar aros que no eran los permitidos, ir de jeans negros, zapatos pluma, y camisa amasada debajo de los abrigos, y el profe hacia vista gorda de todo aquello.   Sólo le faltaba pasarlas por la libreta familiar.   Cada mañana las llamaba a su oficina,  y cada mañana cuando ellas salían era $200 más pobre.
  
            Alcanzó a llegar justo cuando venía la micro.  Se sentó junto al pasillo,  y vio a un niño de overol,   que la hizo recordar ese año en que uno de los compañeros falto e hicieron tiras el guardapolvo.  Una larga tira de género  a la que fueron añadiendo día tras día el género del delantal del compañero que faltaba a clases, logrando hacer una gran cuerda de más de tres veces el largo del pasillo de media, y que en uno de esos arrebatos les dio por amarrar a un bus,  y la vieron alejarse a la distancia.                                                                                          
            Se bajó, y comenzó a correr para no llegar tarde, al igual que todos los que iban con ella.  Llegó justo cuando estaba sonando el timbre  y se mezcló con todos los que habían apurado el paso.  Alcanzó a entrar y cerraron el portón.  A penas la vio el profesor Aparicio este le hizo señas para que entrara a su oficina,  Marcela ya estaba allí.   Era el sermón del maquillaje de todos los días.

         —Uds. saben que está prohibido venir maquilladas al colegio,  y menos con esos aros.

            —Pero mister Aparicio, como quiere que pinchemos si  andamos todas desarregladas.

              —Si pues mister, ayúdenos. Además los aros son como 2 milímetros más largos.  Ya po mister.  Si después me caso prometo ponerle Aparicio al primero de mis hijos.

        —A ver ud.  Otra vez atrasado…



      —Puta Yoda,  pero si vivís a tres cuadras.  ¿Cómo llegay todos los días tarde?

       —No sé. Me atrase pa' salir.

    —Es que vos te levantay cuando escuchay el timbre po' weon.  Esa no es  la alarma de tu reloj.

             Entraron a la sala de clases, ya estaban todos sentados.  Les tocaba concejo de curso con miss Gloria, alias Olga, su verdadero nombre.  La odiaban, pero sobre todo después  que había citado a cada uno de los padres después de la gira de estudios y los había acusado uno a uno por el comportamiento que habían tenido.   Ni que hubiera sido de la Gestapo o de la miltzia.  Sabía toooodo. La vieja ni había estado con ellos,  pero había sabido cada uno de sus pasos, como si les hubiese puesto un gps subcutáneo.  Pero, sin embargo,  sabiendo todo, no había hecho nada para impedírselos.  Un pensamiento paso por su cabeza,  una idea que antes jamás podría haber estado ahí en su cabeza… no,  no puede ser… tal vez  uno de ellos habló.   Mmmmh,  nunca había pensado en esa posibilidad.   Tal vez había  un soplón entre ellos.  Siempre existía esa posibilidad, aunque bueno,  tampoco era que ellos hubiesen sido muy discretos a la hora del desayuno con sus comentarios y bromas que hacían.   Recordó como habían molestado a uno de ellos,  cuando no lo dejaban entrar a Cat’s,  y luego se reían  porque lo habían engatusado y hecho beber más de la cuenta  durmiéndose a la hora de los que hubo. ¡¡Como lo habían molestado al día siguiente mientras desayunaban, y el resto del día!!  Bueno hasta que esa noche  volvió y cumplió su cometido.  Aunque para su desgracia en la memoria colectiva el recuerdo  de que se lo habían cagado quedaría para siempre.         

       También recordó como habían quedado todos arriba de la pelota cuando fueron a la cata de vinos en Trapiche.  ¿A quien se le ocurrió llevar a unos adolescentes a una cata de vinos donde podían beber gratis? Mala idea.   Los que lo organizaban nunca pensaron que estos niños serían de lo peor y comenzarían a robar las botellas de las otras delegaciones, y se las tomarían.  Quedaron  totalmente curados. Apenas y habían logrado subir al bus.  Quedándose dormidos apenas comenzó el viaje de vuelta,  ocasión que habían aprovechado ellas  para maquillarlos,  ni cuenta se habían dado los pobres.  Si hasta fotos les habían sacado.  Sabía que la broma era una pendejada, pero había sido un clásico, y eso no podía evitarse. 

            Las mujeres no lo habían tenido mejor, las había acusado de ir a fiestas, de arrancarse con los Argentinos, y otras cosas por el estilo.  Y para ser francos,  algunas de ellas si lo habían hecho, incluso una de ellas se arrancó con uno de ellos en una moto, y no volvió hasta horas después.  La mayoría se habían conocido con ellos el primer día cuando fueron a dar una vuelta por el centro y las reconocieron como chilenas por los zapatos pluma, y ahí  dio comienzo la cacería,  aunque no fue muy difícil para ellos para ser francos.  Justo había una fiesta a la que ingresaron y bueno, digamos que los argentinos tienen el don de la palabra,  si te dejabas podían engrupirte en 25 minutos.   En cambio los pobres hombres del curso habían tenido mala suerte, las argentinas primero miraban la pinta, las lukas y después te hablaban, así había sido en la fiesta y después en la discoteca,  donde finalmente todos estaban en la barra bebiendo, a excepción de Fardo y Nalca que habían logrado al menos por un rato enganchar a un par de argentinas.  


              Aunque  varios de ellos lograron enganchar a algunas de las compañeras después de un par de gin7,  como Penca por ejemplo que algo agarro de su amor platónico.  Había sido épico.  Pero tal vez  uno de los mejores momentos de la gira había sido ese segundo día cuando habían ido a esa cabaña donde comieron asado y  tomaron todo el vino que quisieron porque era gratis. Bromearon durante toda la noche, incluso uno de los muchachos comenzó a tocar la batería, algo que la sorprendió muchísimo.   Era descubrir y descubrir nuevas y nuevas cosas de cada uno.  Un tiempo maravilloso de unión y compañerismo.  Sin embargo,  todo había sido empañado con esa reunión que la profesora había tenido con cada uno de los apoderados.    

               Ese día la profesora simplemente no llegó.  Recordó como la semana anterior habían tenido una prueba de biología y a última hora la profe había agregado un contenido, perjudicándoles, por lo que tomaron la única decisión posible.   


          Llamaron a los pacos avisando que había una bomba, esperanzados en que así se suspendería la prueba.  Estaban justo comenzando  cuando comenzó a sonar la alarma y evacuaron  el colegio.  Estaban felices.   Pero esa felicidad  duró hasta que llegaron a la calle porque la señora los hizo seguir respondiendo afuera sentados en el suelo.  Como la odiaba.  

               En reemplazo a la profesora,  apareció el profesor Leiva, el de historia.   Un tipo afable, tranquilo del que se aprovechaban todos constantemente.  El pobre era tan tranquilo que se ponía a hacer clases y nadie excepto tal vez la Zonga le ponía atención.   Los hombres del curso estaban inmersos ese día leyendo en voz alta aquel cultural libro llamado “Memorias de una princesa rusa”, que narraba la vida de la princesa vávara Sofía y sus desventuras,  mientras rodeaban a alguna compañera,  a la que dejaban a propósito al medio.   Era como si el profesor no se diera cuenta de lo que sucedía en la sala.  Todos se reían  y él como si nada. 

               Llegó el primer  recreo. Todos estaban expectantes porque a Yoda  unos medio envidiosos de su pan con palta que  a diario llevaba,  le metieron un chicle y un sacapuntas  y esperaban  a que comenzara  a comer, rompiendo en carcajadas cuando mordió y encontró la sorpresa.    Habían otros  urgidos porque les tocaba la presentación de un libro en clases de literatura inglesa,  esa que era dirigida por ese profesor tan particular que combinaba tan  bien los colores.  Jamás olvidaría el día que llegó con sus pantalones amasados amarillo patito y su camisa rosada de la misma tela,  una oda a la llegada del verano.  Espantoso.  (Parece que influyó en la elección de colores de ropa de algunos para siempre).  Pasaron algunos que al parecer habían hecho el trabajo,  pero luego llegó el turno de uno que  leyó un resumen del libro y en español para colmo,  y como era un tanto apulmonado, si ni siquiera se había tomado la molestia de averiguar cómo se llamaba ell libro en inglés.  Sin embargo el chino, era buena onda, y lo único que le interesaba era que uno hablara en inglés.  De hecho una vez les dijo “Si quiere parece acá adelante y sáqueme la madre,  pero que sea en un buen inglés”.  En medio de toda la  confusión que había en esa sala,  y no se bien porque uno de los compañeros al que apodaban tavi  se le ocurrió la brillante idea de bajarle un calcetín a una de las niñas,  una que practicaba karate, lo que le mereció ser arrojado contra la pared,  y contenido no muy cariñosamente hablando.

                Otro recreo.  Y  como solía pasar en el segundo de ellos,   estaban jugando al doctor, felices, auscultando a un par de compañeras.  Sin embargo no todos jugaban a eso.  Ahí tenías tú a fardo y garza que disfrutaban conversando con los chicos del paralelo, o algunos mayores, dándose esos aire de chicos malos y mayores  que tan sólo ellos sabían darse, pero que a ratos cuando estaban en sala de clases se les olvidaba, molestando igual que el resto.   Como olvidar la ocasión en que el Fardo se había cortado un mechón de su rubio cabello  y luego disimuladamente el garza se lo había puesto a una de ellas en medio de su negra cabellera,  y  habían comenzado a gritarle “Rusia”,  hasta que ella se había dado vuelta, rompiendo ellos en risas de inmediato.  Había sido una imbecilidad, debía reconocer,  pero hasta ese día cada vez que la veía se acordaba de la mala broma,  y  le saltaban las lágrimas de la risa.

             Acabó el recreo.  Les tocaba lenguaje con la miss Sonia Valenzuela.  Era de esa clase de profesores que simplemente hacía que amaras leer.  Había sido todo un alivio cuando después de analizar el primer capítulo del cid campeador,  había dicho que era una lata, y les había cambiado el libro por el el mio cid campeador  de Garcia Huidobro.   Le toco leer en voz alta a Robalito.   Era inevitable verlo y no recordar como en tercero básico junto con juan pablo se ponían a cantar como the four aces parados uno detrás del otro y cantando only you.   Creo que ese era uno de sus recuerdos más preciados de la niñez. 

        Ese mismo año había sido cuando habían hecho aquel concurso de canto en el colegio.  Se habían preparado con marcela para cantar  la canción “aire”  y habían estado ensayando por semanas. Todo el curso quería participar, pero nadie contaba con que alguien le había hecho una canción al colegio con la melodía de How Deep Is Your Love de los bee gees,  ganando el festival.  De sólo pensarlo,  le bajaban aún unas ganas asesinas…

             Fue el turno de leer de la Poli, ella era de esas compañeras a las que todo el mundo quiere,  la que te presta los cuadernos,  la que tiene buena letra, y que te ayuda si es posible.   Recordó  que uno de los primeros cumpleaños  al que había sido invitada había sido en casa de ella.   Habían puesto música y bailaron al son de Rafaela Carrá  “para hacer bien el amor hay que venir al sur...”  ¿que sabían ellos de lo que decía la letra o lo que significaba a esa edad? Les daba lo mismo,  pero la coreaban a voces  mientras bailaban,  comían completos y tomaban bilz y pap.   Un sueño de cumpleaños.   Incluso podía aún escuchar la voz de tavi diciendo mientras se despedía “lo pasé súper me comí 5 completos”.   Termino de leer y fue el turno de Elias,  pobre, apenas se paró todos empezaron a decirle “siéntate melón”,  porque sabían que eso lo molestaba y comenzaba a refunfuñar de inmediato.  Era tan predecible.   El pobre se picaba de inmediato y todos cagados de la risa por que se taimaba.  Lo que obviamente sucedió de inmediato,  por lo que la profe le pidió que siguiera el mono.   Se puso de pie, y ella se sonrió, era imposible no acordarse de la ocasión en que en clases de filosofía se había excitado mientras la profesora hablaba sobre sexualidad,  apareciendo una erección  en sus pantalones  de la que todos habían sido testigo,  pero que fue mucho más evidente cuando se puso un delantal encima para taparse.  Rompiendo todos a reír en sonoras carcajadas, de ahí que su sobrenombre paso de mono a mono roca o mono ta’ roca.

           Sonó la campana para irse a la casa a almorzar.  Se fue caminando.  Ese día iban a casa de la Claudia porque estaban preparando lo de la fiesta de Halloween. Marcela,  había decidido ir de incógnita, osea pensaba ponerse un abrigo y unos lentes oscuros, igual que cada año desde que había ingresado al colegio.  Cada vez se esforzaban menos en los disfraces.  El año anterior algunos se habían disfrazado de bolsas de basura. Aunque lo peor había sido un chico de un curso más grande que se le había ocurrido ir de Tarro.  Pésima idea, el pobre ni había podido bailar.  Mientras caminaba se acordó con el calor de un día en que habían ido a tomar sol el año anterior y la mamá de la Claudia que era una vieja rechora les había  ofrecido fan shop,  siendo la primera vez que ella bebía,   claro que para ser honestos había sido ¾ fanta y ¼ cerveza. 

             Por la tarde les tocaba electivo.  Era una lata. Física para los matemáticos y biólogos y educación audiovisual para los humanistas;  osea unos con calculadora en mano y saliéndole humo de las cabezas,  y  los otros  viendo películas para después analizarlas y criticarlas.   A ella le cargaba la clase de física.  La hacía el chincha, o el prieta  o como le decían los más osados el nariz de citroneta por lo ajustados de sus pantalones.  Un profe entre  lacho y machista,  que hoy en día posiblemente sería cuestionado por el trato que daba a las alumnas.  Era de conocimiento público que el profesor no era igual en su trato con las mujeres y los hombres, por lo que cuando tenía prueba de física ella se volvía imposiblemente torpe,  siendo incapaz de resolver cualquier ejercicio que le plantearan, y llamaba al profesor hasta su puesto para explicarle que no comprendía el ejercicio, y el caballerosamente anotaba todos los números y las operaciones necesarias para resolverlos en su calculadora y le decía “ya usted apreté el igual”, y ella iba y lo apretaba, y él feliz le decía “ya anote el resultado”, y después aparecía con un 7 en la libreta.

         Durante  el recreo de la tarde todo se había vuelto planificación por la película que irían a ver a la casa de yoda.  Los chiquillos no  lograban decidir si iban a ver Tabú o memorias de una pulga, y a cuál de las compañeras invitarían a verla.   Era un clásico de los miércoles,  el único día en que no había clases en la tarde a  menos que te tocara castigo.

          La última clase del día.  Matemáticas con el profesor Guajardo.  Era increíble lo mucho que había cambiado después de  la gira de estudio,  se había vuelto mucho más cercano con todos e incluso les había regalado muchas de las fotos que les había tomado,  ahora era dulce como una chocolatina.  Comenzó con su clase y llamó a la Cando a que pasara adelante a resolver un ejercicio  y obvio que quedó completamente en blanco,  poniendo cara de circunstancias.  Pobre, era terrible en matemáticas.  Como no supo que hacer,  el profe hizo pasar a su compañera de asiento Patty, toda una ídola,  cuenta la leyenda cuando se presentó la banda tributo de duran duran ella y  la Cando aparecieron al día siguiente pololeando con el guitarrista y el vocalista.  Al pararse frente al pizarrón igual que su amiga no tenía idea que hacer, y comenzó a reírse, cuando todos comenzaron a soplarle al mismo tiempo, porque sabía que todos   igual que ella a esa hora de la tarde éramos incapaces de pensar.  Todos  menos peludo que pasó y lo resolvió. El  era un tipo muy piola,  tranquilo a simple vista,  pero había puesto varios de los sobrenombres que todos tenían.  Cuando lo vio pasar junto a la vale no pudo evitar que viniera a su memoria los recuerdos de ese paseo en cuarto básico cuando él había estado jugando con un botón y este había explotado y caído en el ojo de ella,  y la pobre tuvo que estar una semana en reposo absoluto,  y luego un mes usando lentes oscuros porque su ojo estaba inyectado en sangre.

            De pronto la alarma comenzó a sonar.  Se rió mientras recordaba.  El avión partía en 3 horas.   Habían pasado 30 años.  Pronto los vería de nuevo.


martes, 2 de enero de 2018

VIVE


Yacer.   Morir.   Vivir.   Terminar.
¿Qué diferencia hay cuando no vives, sólo existes?

Revivir.   Respirar.   Sentir.   Amar.
No dejes que tú existencia no cuente.

Sonríe más. Ama más.

Entrégate por completo a todo lo que hagas.
Se madre, amiga,  amante, esposa.

Crece.   Lee.   Juega.
VIVE…

Haz de tu vida algo extraordinario.