sábado, 7 de enero de 2017

POEMA: OSCURA REALIDAD INMINENTE


Hombres,
inadaptados gobernantes de la tierra
casta privilegiada de todos los animales.
Señores del ocaso de este mundo.

Seres viles,
perros sarnosos incapaces de hacer nada.
Meros observadores de una realidad inalterable
que se cierne sobre nosotros, doblegándonos ante el dolor.

Cuan ínfimos somos.
Despojos que se pudren en la tierra fecunda
cuando el reflejo de la luna se apaga en nuestros oscuros ojos.
Demasiado pequeños para  encontrar la realidad por nosotros mismos,
enajenados por los rayos del sol de nuestro ego.
Siempre a tientas en las tinieblas del conocimiento
que se yergue lejano en la inmensidad de los días.

Cegados por la vanidad de nuestros  cuerpos febriles,
disfrutando la dorada plenitud de primaveras en flor
ensimismados en los propios logros,
atendemos a vicios, a los placeres de la vida
que nos llaman a sentarnos en sus lomos, confiados,
en un viaje sin retorno a una tierra maldita.


Prestamos oído a  voces que adulan,
susurros demoníacos a la vanidad arrebolada,
mezquindad de pensamientos.
¡Oh! Rareza de vivir
Mis logros exalten con pompas,
¡Celebrad mi divina belleza!

Corazón reseco,
alma doliente que ocultas tu llanto entre falsas sonrisas,
con máscara veneciana escondes tu alma desolada,
sumergiéndote en la oscuridad de la noche
que te pudre en la miseria verde parduzco
olor a azufre y cal,
que te llama por tu nombre.

Cerebros corroídos,
criaturas obscenas, inescrupulosas,
cegadas por el amor a sí mismos.
Hombres,
vanas criaturas,
opacados por el mar del deseo
inmensidad inequívoca del fin que nos espera.

¡Rompe el cascarón!
¡Abre los ojos a la vida!
Mira más allá de tú simple existencia,
escucha el murmullo de la tierra desgarrada.
La realidad de un mundo que ahogamos
en un sangriento futuro con el peso de nuestra existencia.

¡Se valiente, sal de la muralla!
Escucha la voz que desea revelarse,
oro profundo de los cimientos de la tierra.
¡Libérate!
¡VIVE!
¡Deja el excremento en el cual estas sumido!